Redacción. Madrid
El estudio ‘Troponin release overestimates infarct size in presence of left ventricular hypertrophy’, realizado de forma conjunta entre el Centro Nacional de Investigadores Cardiovasculares (CNIC) y el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, y publicado en Journal of the American College of Cardiology (JACC), pone en duda el valor de un marcador muy utilizado para el diagnóstico, pronóstico y evaluación del tamaño del infarto de miocardio, la proteína troponina, en alrededor de un tercio de los infartos agudos de miocardio (IAM) con elevación del segmento ST, “los de peor pronóstico que requieren una actuación urgente, idealmente mediante angioplastia primaria”, según ha explicado el primer firmante del estudio, el Dr. Rodrigo Fernández-Jiménez.
Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas y autor del estudio.
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En concreto, el trabajo indica que la troponina no sería un indicador correcto del tamaño del infarto en los individuos que presentan algún grado de hipertrofia ventricular izquierda (HVI), “un tercio de los pacientes que sufren este tipo de IAM”. El Dr. Valentín Fuster, director general del CNIC y autor del estudio, ha explicado que la hipertrofia ventricular izquierda es “muy frecuente, porque está muy asociada a la hipertensión arterial, muy común en este tipo de enfermos”. El problema detectado por los investigadores del CNIC, liderados por el Dr. Borja Ibáñez, es que la troponina sobreestima de forma significativa el tamaño del infarto en estos pacientes. Según el Dr. Fuster, “puede dar la sensación de que el infarto es más aparatoso de lo que es en realidad”.
Los investigadores evaluaron a 937 pacientes que ingresaron entre 2004 y 2009 en el Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos, dirigido por el Dr. Carlos Macaya, con el diagnóstico de infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (STEMI, por sus siglas en inglés). Tal y como establece el protocolo, se determinaron, mediante analíticas seriadas, los valores máximos de troponina y creatin kinasa total. “Es práctica habitual en el día a día, pues se ha correlacionado de forma estrecha con el pronóstico y el tamaño del infarto”, ha apuntado el Dr. Fernández-Jiménez.
Los niveles de troponina varían si el enfermo presenta hipertrofia ventricular izquierda
Sin embargo, y de forma pionera, los autores analizaron los biomarcadores por separado y según la presencia o no de hipertrofia, observando que, mientras que la creatin kinasa total se mantenía estable en los pacientes que presentaban un infarto de tamaño determinado, los niveles de troponina variaban significativamente si los enfermos presentaban hipertrofia ventricular izquierda. Las cifras de variación dependían del nivel de la hipertrofia. Así, los pacientes con HVI leve tenían un nivel medio de troponina I un 13,7 por ciento más elevado que los individuos que no presentaban hipertrofia. La diferencia se incrementaba al 17,8 por ciento en pacientes con HVI moderada a severa.
El Dr. Fernández-Jiménez ha señalado las implicaciones prácticas de este estudio. En primer lugar, aunque “el tratamiento farmacológico aplicado a estos pacientes es similar en todos ellos”, se siguen de forma más estrecha a aquellos con infartos mayores, “pues pueden requerir tratamientos más específicos para mejorar su calidad de vida o tratar arritmias malignas”. Así, una incorrecta valoración del tamaño del infarto por el nivel de troponina podría implicar un exceso de vigilancia y pruebas diagnósticas en un infarto no tan grave, así como una incorrecta información al paciente y los familiares.
En segundo lugar, el Dr. Fernández-Jiménez ha explicado que el hallazgo tendrá un gran impacto en la evaluación futura de fármacos e intervenciones cardioprotectoras, ya que “multitud de trabajos que han evaluado el uso de estos tratamientos han utilizado como parámetro de evaluación principal el tamaño del infarto medido por troponina”. De haberse tenido en cuenta los hallazgos del trabajo publicado en JACC, “los resultados de dichos estudios podrían haber cambiado”, por lo que “habrá que tenerlos presentes en el diseño de futuros trabajos”, ha indicado el investigador.
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